Ramos Martínez, A.

Protocolo terapéutico empírico del cuadro febril agudo de probable etiología infecciosa - páginas 2887-2890

La fiebre consiste en la elevación de la temperatura corporal hasta un valor igual o superior a 38°C. La presencia de síntomas o signos de gravedad como confusión, taquipnea o hipotensión condicionan la atención hospitalaria y la administración con celeridad de un tratamiento antimicrobiano empírico. En el caso de que se sospeche una infección bacteriana de manejo extrahospitalario, el tratamiento antibiótico debe basarse en el foco infeccioso y patógenos más probables, manteniendo un control clínico estricto. En los casos de fiebre por infección comunitaria que requiere ingreso se debe emplear una cefalosporina de tercera generación o amoxicilina/clavulánico. Cuando la infección se ha originado mientras el paciente está ingresado, hay que procurar la cobertura frente a P. aeruginosa mediante cefalosporina antipseudomónicas o carbapenemas y frente a SARM con vancomicina o daptomicina. Es necesario evaluar los mecanismos de resistencia de gramnegativos más prevalentes en el entorno del paciente.


FIEBRE
INFECCIÓN HOSPITALARIA
ANTIBACTERIANOS