Ramos-Gómez, Fernando

La importancia de permanecer físicamente activos en tiempos de pandemia - páginas 65-67

Previamente a la crisis derivada de la COVID-19, la población mundial ya se enfrentaba a una amenaza no menos inquietante. La disminución drástica de los niveles de actividad física y el consecuente incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) han situado a la sociedad ante una situación paradójica en la que, a pesar de aumentar la esperanza de vida, la patología se presenta de forma más temprana. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 27,5% de los adultos y más del 80% de los adolescentes no alcanzan los niveles de actividad física recomendados. Se atribuye al desarrollo de conductas sedentarias una buena parte de la responsabilidad en el «cambio climático en salud» observado en las últimas décadas. La inactividad física está íntimamente ligada a la actual transición epidemiológica, con importantes variaciones en los patrones de enfermedad y en las causas de muerte de la población, y con implicaciones cruciales en el diseño de las políticas de salud pública. La COVID-19 ha hecho que la población mundial haya visto restringida su capacidad para expresar el movimiento en todas sus modalidades. Las limitaciones de movilidad, nuevos entornos laborales en el ámbito doméstico, las restricciones para la práctica de ejercicio físico y la limitación en el uso de recursos comunitarios han propiciado que nuestros niveles de actividad hayan sufrido una reducción del 33%, a la vez que se incrementa en un 28% el tiempo que permanecemos sentados. Corresponde al colectivo profesional de fisioterapeutas participar activamente en proyectos que puedan beneficiar la salud y el bienestar de las personas en situaciones de salud y enfermedad, fomentando la práctica de actividad física desde una concepción ecológica e íntimamente ligada al proceso evolutivo humano. En fechas recientes, la OMS ha publicado una nueva guía sobre actividad física y conductas sedentarias18, que proporciona una serie de recomendaciones basadas en la evidencia científica sobre los niveles de actividad física necesarios en cada grupo poblacional, así como los riesgos potenciales de las conductas sedentarias. Si bien se requiere más investigación que informe sobre la relación dosis-respuesta entre el volumen e intensidad de la actividad, especialmente en población con discapacidad, debe subrayarse el mensaje de que toda actividad física cuenta y que cualquier actividad física es mejor que ninguna.


ACTIVIDAD MOTORA
EJERCICIO FÍSICO
ESTADO DE SALUD
SALUD MENTAL
PANDEMIA