Varón de 28 años con fiebre, dolor e inflamación poliarticular
Tipo de material:
TextoIdioma: Español Descripción: páginas 2035.e1-2035.e3Tema(s): ARTRITIS| Tipo de ítem | Ubicación actual | Colección | Signatura | Info Vol | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Títulos de Revistas
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Biblioteca Central ESSALUD | Colección General | MED (Navegar estantería) | v.14 N°33(2025) | Disponible | MED148 |
Caso clínico de un varón de 28 años, sin antecedentes personales médicos de interés. En su historia clínica figuraban antecedentes familiares de psoriasis cutánea en el padre y una enfermedad inflamatoria intestinal no especificada en una tía paterna. Acudió a urgencias por un cuadro de dolor e inflamación en la rodilla derecha de inicio brusco en las últimas 48 horas, además de fiebre intermitente de hasta 38°C, acompañada de escalofríos y malestar general. Dos semanas antes, había presentado una inflamación dolorosa en ambas muñecas y en el pie izquierdo que desaparecieron espontáneamente tras varios días. Sin traumatismos recientes. En la exploración física, se observó derrame articular en la rodilla derecha y segunda y tercera metatarsofalángica del pie izquierdo, con signos clásicos de inflamación: calor, rubor y dolor con la movilización. Por otro lado, la flexoextensión de ambas muñecas era dolorosa y, apoyándose del uso del ecógrafo, se detectó tenosinovitis en tendones extensores de ambas manos. Con un cuadro de poliartritis y fiebre, se tuvieron en cuenta varios diagnósticos y, aunque hay múltiples posibles causas, las principales hipótesis a considerar fueron: Teniendo en cuenta la edad del paciente, se consideró la artritis gonocócica diseminada; las espondiloartropatías también formaron parte del diagnóstico diferencial, dado el contexto de antecedentes familiares de psoriasis cutánea y enfermedad inflamatoria intestinal. Otros diagnósticos que se plantearon como probables fueron la artritis reactiva y la artritis reumatoide. Dentro de las infecciones, se planteó la posibilidad de una artritis séptica no gonocócica causada por patógenos como Staphylococcus aureus o Streptococcus spp, la brucelosis, la borreliosis y la fiebre botonosa. Se solicitó un estudio analítico que reveló un proceso inflamatorio sistémico. Se realizó una artrocentesis de la rodilla, obteniendo un líquido sinovial con características inflamatorias. La tinción de Gram del líquido sinovial mostró la presencia de diplococos gramnegativos, y el cultivo del líquido resultó positivo para Neisseria gonorrhoeae, confirmando así una infección gonocócica diseminada. La reacción en cadena de la polimerasa (RCP) en orina resultó positiva para Neisseria gonorrhoeae. La gravedad del cuadro radica en la posibilidad de desarrollar complicaciones graves si no se aborda de manera temprana. El riesgo de destrucción articular o tenosinovitis crónica es una posibilidad, aunque es menos común en la artritis gonocócica, y depende de la duración del cuadro y la rapidez del tratamiento. El manejo terapéutico se inició con ceftriaxona 1g intravenosa al día durante 7 días, seguido de 7 días de tratamiento oral con cefixima. El derrame articular de la rodilla se manejó con drenajes articulares repetidos para aliviar los síntomas y reducir la inflamación local. En conclusión, el caso enfatiza la necesidad de no asumir de forma automática que una poliartritis tiene un origen inflamatorio primario, sino de considerar siempre otras posibilidades, incluida la infecciosa.
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