Aranda Rubio, Yanira

Repercusiones en la salud mental del paciente anciano tras padecer COVID-19: trastorno de estrés postraumático; a propósito de un caso - páginas 115-116

Expone el caso de un mujer de 80 años valorada en consultas externas de geriatría, adonde acudió por deterioro marcado, de 3 meses de evolución, en la realización de actividades instrumentales de la vida diaria (cocinar, manejo de su propia medicación y labores del hogar que previamente realizaba sin incidencias, además de negativa a salir al exterior), manteniendo su independencia en actividades básicas de la vida diaria. En la esfera cognitiva la paciente no refería fallos subjetivos de memoria, con una valoración neuropsicológica sin hallazgos. Carecía de antecedentes psiquiátricos, de síndrome depresivo y sin hábitos tóxicos. En la entrevista dirigida destacó infección por COVID-19 en marzo de 2020 que cursó con astenia, anosmia y manejo ambulatorio, sin precisar ingreso hospitalario. Durante ese periodo aconteció la pérdida de varios de sus allegados por dicha enfermedad. Se completó el estudio con analítica y radiografía de tórax, sin hallazgos. La paciente fue diagnosticada de posible trastorno de estrés postraumático (TEPT) tras padecer infección por COVID-19 y se inició tratamiento antidepresivo con citalopram junto con terapia psicológica de manera ambulatoria. En la consulta de seguimiento a los 2 meses, había mejorado la clínica ansiosa y el estado anímico, comenzando a realizar salidas a la calle acompañada. La conexión documentada entre epidemias virales y afecciones psicológicas se remonta a más de 100 años, cuando se vinculó la gripe española de 1918 con complicaciones psiquiátricas. Una revisión sistemática reciente destaca empeoramiento de los pacientes con trastornos psiquiátricos ya previos, junto con aumento de la incidencia de depresión y ansiedad en el personal sanitario. Respecto a la población general, reveló un descenso en el bienestar psicológico y mayores puntuaciones de ansiedad y depresión.


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